Comienza el acto nuestra Directora Jusi
Natalia y Rebekah leen un cuento que han realizado por la paz
En
todos los colegios hay niños altos, niños bajos, rubios, morenos, con los ojos
azules o verdes. Existen tantos tipos de niños como pueden existir tipos de
personas.
En la
clase de Jonás solamente había diez niños, no son muchos ya lo sé, pero eran
los suficientes para armar una rebelión diaria. Su profesora Martina intentaba
por todos los medios habidos y por haber, que su clase fuese un grupo
organizado, responsable y respetuoso, pero no lo lograba.
Nunca se ponían de acuerdo para las tareas en grupo, a Jacinto nunca le escogían libremente para jugar porque necesitaba muletas para caminar, sin embargo dibuja y coloreaba que daba gusto, a su vez él no dejaba que los demás metiesen baza cuando hacían murales o trabajos todos juntos. A Marisa tampoco la escogían para jugar a las peluquerías porque siempre venía perfectamente peinada de casa, con sus trenzas sus horquillas y sus lazos, Marisa tenía un don natural para la organización, pero tampoco dejaba que otros impusieran sus ideas si tenían que hacer algún trabajo.
Nunca se ponían de acuerdo para las tareas en grupo, a Jacinto nunca le escogían libremente para jugar porque necesitaba muletas para caminar, sin embargo dibuja y coloreaba que daba gusto, a su vez él no dejaba que los demás metiesen baza cuando hacían murales o trabajos todos juntos. A Marisa tampoco la escogían para jugar a las peluquerías porque siempre venía perfectamente peinada de casa, con sus trenzas sus horquillas y sus lazos, Marisa tenía un don natural para la organización, pero tampoco dejaba que otros impusieran sus ideas si tenían que hacer algún trabajo.
Así que
dar clase a diez niños tan dispares, con personalidades tan marcadas era un
reto diario para Martina.
Para
conmemorar el día mundial de la paz y la no violencia, el colegio organizó un
acto multitudinario, en el que todas las clases y todos los niños
participarían.
Aquella
mañana Martina después de pedir silencio y atención como cien veces expuso el
proyecto…
-¡Niños…
niños….atended! nuestro colegio va a realizar un evento especial para
conmemorar el próximo día 30 de enero el día de la paz y la no violencia,
cada clase presentará un proyecto, así que nosotros también lo tendremos que
hacer
Automáticamente
las ideas surgieron desde cada lugar donde había un niño sentado en aquella
clase, uno que un desfile, otro que si un mural gigante, que si una obra de
teatro, que si un cuento… que si juegos.
Lo que
para que funcionase bien tenía que hacerse y decirse con calma, comenzó con un
revuelo de ideas sin dirigir. Martina frunció el ceño, se sentó en la mesa y se
tapó la cara con las manos en señal de protesta. Y aunque no lloraba estuvo muy
a punto de hacerlo. Lucia se dio cuenta mientras permanecía sentada en su
pupitre, era evidente lo triste que se estaba poniendo su profesora y se
acercó para preguntarla.
-¡Seño…
seño! ¿Está llorando?
-¡Aun
no!
-¿Entonces
piensa llorar?
-Sois
imposibles no os ponéis de acuerdo ni para celebrar el día de la paz, ya no sé qué
hacer….
Lucia
entendió que se estaban comportando muy mal. Se fue corriendo hacia su pupitre,
extrajo un libro de su cartera, lo abrió… se subió a la mesa de la
profesora y comenzó a leer en voz muy… muy… alta
-Yo soy
un árbol, en mis ramas anidan los mejores valores de la humanidad, tengo los
frutos de la compresión, de la igualdad, de la amistad, de la solidaridad,
entre otros. Quien se guarece bajo mi sombra haya la paz y la concordia. Me
crezco con la necesidad, pues soy capaz de extender mis ramas tanto como sea
necesario abarcar ¿Me conoces, sabes quién soy?
Toda la
clase incluida la profesora guardó silencio mientras Lucia leyó aquellas
palabras, y Genaro desde el fondo de la clase contestó
-¡Es el
árbol de la paz!
-¡En
efecto! –Contesto Lucia y prosiguió – nuestra clase debería ser un árbol de la
paz, y cada uno de nosotros ser un fruto de sus valores, porque esta clase es
como un ejemplo de guerra e intransigencia, y no de paz, y… ¡yo compañeros! ¡Os
digo que ya estoy más que harta de tanta rivalidad mal lograda! ¡Unámonos en
armonía… con lógica y en grupo! ¡Seamos el mejor árbol de la paz jamás
expuesto!
Ahora
entenderéis que la mejor virtud de Lucia era la oratoria, todos se quedaron
callados sin decir mucho. Pues no sabían muy bien por donde comenzar. Hasta que
de nuevo prosiguió con su discurso para darlo por concluido.
-Nuestra
profesora nos conoce muy bien, sabe perfectamente cuáles son nuestras
cualidades, debemos escucharla y dejarnos guiar por ella, si nos dirige alguien
que mire por el interés de todos, sin menos preciar ni desvalorar a nadie,
seremos un equipo ganador, Os lo pido compañeros… seamos la mismísima paz
representada en grupo.
Y como
si aquellas palabras fuesen mágicas, de repente el caos se convirtió en virtud.
Fue la mismísima paz quien fue capaz de limar asperezas y aunar fuerzas, para
que todo saliese a la perfección.
Aquellos
diez niños organizaron una obra de teatro, donde tuvieron que realizar murales
para el decorado, cantar, disfrazarse, jugar, desfilar, orar… contar cuentos, y
lo que es mejor lo hicieron todos desde el respeto mutuo, desde la compresión,
limando diferencias, y salvando cada obstáculo que se presentaba en grupo. Todo
esto lo hicieron sin enfados, sin gritos, sin riñas, lo hicieron en perfecta
armonía y coordinación, porque el respeto mutuo es lo primero que se necesita
para sembrar la paz.
A su
trabajo lo llamaron… ¡Tengamos la fiesta en paz! Y fue un éxito rotundo, y lo
fue porque en él se reflejaron todos y cada uno de los valores que representa
la paz.
Al
final de su obra recitaron juntos las palabras que Lucia leyó como simiente tan
solo unos días antes, y que dieron lugar a ese maravilloso fruto de la
paz y la igualdad.
-Yo soy
un árbol, en mis ramas anidan los mejores valores de la humanidad, tengo los
frutos de la compresión, de la igualdad, de la amistad, de la solidaridad,
entre otros. Quien se guarece bajo mi sombra haya la paz y la concordia. Me
crezco con la necesidad, pues soy capaz de extender mis ramas tanto como sea
necesario abarcar ¿Me conoces, sabes quién soy?
FIN
Los alumnos de 3º ESO mostrando un mural con las zonas en conflicto
Anna, Mercè y Joana tocando la melodía "Say Something"
El día 30 de Enero los alumnos de 3º ESO de nuestro Colegio
Sagrada Familia participaron en un acto por LA PAZ juntamente con el resto del
colegio.
Ellos hicieron un cuento que leyeron públicamente a todo el
colegio y después cada alumno leyó una frase de una celebridad. Para terminar
nuestras compañeras Anna , Mercè y Joana nos amenizaron con una melodía llamada
“SAY SOMETHING”. La cual fue aplaudida con rotundidad.
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